Objetivos estéticos de los tratamientos con toxina botulínica

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Objetivos estéticos de los tratamientos con toxina botulínica

La toxina botulínica es una neurotoxina generada por una bacteria denominada Clostridium botulinum, que es aprovechada por los mejores médicos estéticos en Madrid para bloquear la actividad de las células musculares. Es decir, que paraliza el movimiento. Por ello es empleada, entre otros objetivos, para evitar o atenuar arrugas faciales y prevenir marcas de expresión. Pero vamos a ver con más detalle lo que la toxina botulínica es capaz de hacer. 

Mecanismos de acción de la toxina botulínica en el campo de la medicina estética

Como hemos avanzado, en el sector de la medicina estética se emplea la toxina botulínica para evitar que ciertos músculos se contraigan. Y dado que su efecto inmediato es minimizar la movilidad, evita la formación de las antiestéticas arrugas de expresión. Por tanto, se trata de una solución preventiva fundamentalmente. 

Zonas más comunes del tratamiento con toxina botulínica

La toxina botulínica se utiliza sobre todo para tratar las arrugas y marcas de expresión del tercio superior de la cara, como pueden ser las patas de gallo o las arrugas de la frente. Esto quiere decir que es adecuada para tratar las arrugas dinámicas, que son aquellas que aparecen como consecuencia del movimiento facial repetitivo. 

Sin embargo, no se emplea para tratar las arrugas estáticas, que se producen como consecuencia del propio descolgamiento de los tejidos y pérdida de colágeno. En este caso, es más adecuado el empleo de otros inyectables de relleno como el ácido hialurónico o los cócteles de vitaminas. 

Efectos de la toxina botulínica

Una vez aplicado el tratamiento, comienzan a verse los efectos transcurridos tres días aproximadamente. A partir de entonces, el paciente seguirá expresándose muscularmente con naturalidad, pero de forma menos intensa, previniendo que la piel se arrugue más. 

Bien aplicado y correctamente espaciadas las sesiones, se irán suavizando progresivamente las arrugas del paciente, dando como resultado un efecto de expresión facial más relajado. 

Frecuencia del tratamiento

Como sucede con otras sustancias naturales, los efectos de la toxina botulínica no son permanentes. Será a partir del cuarto mes del tratamiento cuando la misma empiece a perder su efecto, desapareciendo por completo en el sexto mes, momento en el que los músculos faciales recuperarán su movilidad. Por tanto, lo ideal es aplicar la sustancia entre los meses 4 y 6 de la aplicación anterior. De lo contrario, las arrugas volverán a su estado inicial. 

 

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